(PUCP) Hoy 12 de Setiembre del 2009, el diario Comercio del Perú tiene una portada muy sampedrana, habla Antypa Yarguna es una cueva ubicada en Purhuaracra en la provincia de Tarma, Distrito de San Pedro de Cajas.
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Antypa Yarguna es una cueva ubicada en Purhuaracra en la provincia de Tarma. A pesar que parezca increíble, no ha sido explorada en su totalidad dada su dificultad técnica. Ofrece una belleza única, enmarcada en un pueblo amigable, hospitalario y con otros atractivos.
Modesto Castro es pionero de la espeleología (exploración de cavernas) en el Perú y una enciclopedia viva de las cuevas de Tarma. Combina sus labores de agricultor con las de guía de la gruta de Huagapo, uno de los principales atractivos turísticos de Tarma. Las limitaciones de equipo especializado para espeleología las compensa con ingenio, improvisación y determinación, recursos y habilidades resaltantes de los comuneros andinos. Modesto Castro ha realizado muchas primeras exploraciones, una de ellas fue Antypa Yarguna, una cueva cuya entrada está ubicada a más de 4000 metros sobre el nivel del mar. El camino de la cueva recorre un pequeño tramo por aguas heladas y luego se desvía por una de las vías alternativas, por encima del río subterráneo. Luego de unos doscientos metros, la altura del techo se reduce siendo necesario gatear. Pasados unos cien metros solamente se puede avanzar reptando, tramo que en espeleología se denomina “laminadora”.
A principios del mes de Junio, tres décadas adelante, Ramiro Castro, ahora guía de la gruta de Huagapo y agricultor, vuelve con su hijo Vladimiro Castro de nueve años quien cuenta con el record Guiness del espeleólogo más joven del mundo. Él hizo el recorrido del sifón de Huagapo hasta los 1500 metros cuando tenía cuatro años. Esta vez la expedición la conforman el montañista Felipe
Villanueva, Fredy Sánchez (autoridad de la comunidad de Purhuaracra) y el espeleólogo e investigador de la PUCP, Jorge Yamamoto.
Vlady recorre la cueva como su casa, deteniéndose a jugar y explorar en cada paso. Ramiro nota varios derrumbes que dificultan el recorrido. La laminadora trajo retos adicionales y tomó más de una hora. En medio de ésta, Ramiro no encuentra un camino por donde avanzar, quedando todos inmovilizados. Allí, la única posición posible es estar echados, buscando algún espacio con pocas piedras para esperar. Levantando ligeramente la cabeza se encuentran las estalactitas, algunas de ellas con bastante filo. Estos momentos requieren de mucha serenidad y control. El ser humano a diferencia del topo no ha evolucionado en espacios confinados, siendo esta una situación potencialmente estresante. Pensamientos de derrumbes, terremotos y otras calamidades empiezan a pasar por la mente. El sentido del humor negro, el cuidar y estar al tanto de los compañeros y viceversa relajan el ambiente y lo hacen festivo. Paralelamente se piensan en estrategias de múltiples escenarios para llegar y para salir mientras se mantiene una actitud optimista. La calma permite ver, literalmente de cerca, la singular belleza del lugar. El estrés se convierte en un momento de contemplación.
Luego de mucho esfuerzo y múltiples intentos, Ramiro logra pasar. Se avanza centímetro a centímetro, como un gusano que se acomoda en cada movimiento para esquivar las piedras del cuerpo y las estalactitas de la cabeza. El techo desciende más y la cabeza no pasa con el casco de seguridad puesto. Se busca un micro-camino donde quede un espacio ligeramente mayor para la cabeza, la cual hay que ponerla en diagonal para que quepa. Luego, se debe recordar el movimiento para hacer lo propio con la cadera. Justo antes de terminar la laminadora y salir al río subterráneo, Ramiro se atora en una piedra. De nuevo, no puede avanzar ni retroceder. Luego de largos minutos logra retroceder y tras diferentes intentos posteriores, surge la duda si no se va a poder avanzar más. En un último intento, Ramiro golpea la piedra y la rebaja ligeramente, intenta un movimiento en diagonal y logra llegar al río subterráneo. A pesar de las dificultades, se sigue dando tiempo para registrar en video el avance. Ramiro viene produciendo con un gran esfuerzo videos de un gran valor documental y una estética particular.
Ya en el río subterráneo, todos llegan al final de la zona explorada. Jorge Yamamoto hace veinte años buceó el sifón de la gruta de Huagapo y junto con Carlos Morales, Alejandro Pez y Fernando Pérrigo establecieron una nueva marca de exploración: 2400 metros. Jorge ahora intenta entrar echado con los pies hacia delante, con el agua hasta el cuello y en menos de un minuto el frío se vuelve intolerable haciéndolo regresar. Con la mitad de la cara en el agua observan el recorrido inexplorado: una pequeña zona seca a unos siete metros donde puede entrar medio cuerpo. Más allá otra zona seca, un poco más grande. Estas zonas “secas” permitirían recuperar temperatura y seguir avanzando. Luego de ingerir alimentos y bebidas energizantes, Jorge entra arrastrándose con la cabeza por delante. Siente el golpe de frío con fuerza y llega a la primera zona seca. Acomoda su cuerpo para ganar centímetros fuera del agua. La pierna izquierda se apoya en el extremo opuesto de la cueva permitiendo que la mitad del cuerpo salga del agua, como formando un puente entre el brazo derecho y la pierna izquierda. La pierna derecha queda en el agua pero el torso fuera. Espera unos minutos que el cuerpo recupere temperatura y sigue avanzando. Esta vez, el agua es más profunda, tiene que levantar más la cabeza. Avanza unos doce metros adicionales hasta la siguiente zona seca. Recupera temperatura y observa que lo que parecía una pared es un meandro.
No era el final de Antypa Yarguna sino solo una curva. El río describe una curva en forma de S y continúa el recorrido. Trabajando en equipo la expedición ha ampliado la marca de exploración y se prepara para estar pronto completando el recorrido, realizando una documentación más completa y precisa.
Adicionalmente, en esta expedición se realizará una medición del estrés a través de muestras de cortisol. La medición del estrés ha sido un problema porque las personas no siempre son concientes de ese estado. Así, una persona puede estar estresada sin saberlo o simplemente alguien puede no querer mencionarlo. El cortisol es un glucocorticoide que genera el cuerpo bajo circunstancias de estrés. Permite tener energía disponible de forma rápida para enfrentar las dificultades. Sin embargo, cuando es crónico o muy intenso, el cuerpo no puede adaptarse a esta presión y se generan una serie de efectos negativos que producen transtornos psicológicos (como la depresión, la desmotivación) o físicos (transtornos estomacales, cardíacos, hasta el cáncer). De esta forma, el cortisol constituye una forma mucho más confiable para medir el estrés. Junto con el cortisol, se evaluarán los pensamientos y sentimientos de cada persona. De esta forma se investigan qué mecanismos son más eficaces para enfrentar situaciones de estrés extremo. Estos estudios permiten comprender mejor la compleja psicología del ser humano y ayudar a las personas a manejar mejor el estrés en el trabajo y en la vida cotidiana. INNOVAPUCP, Centro de Consultoría de la Universidad Católica, aplica estos conocimientos en programas para el estrés en las empresas.
Si bien resulta fascinante que en pleno siglo XXI existan rincones en el planeta que no han sido explorados, resulta más sorprendente lo poco que conocemos de nuestra realidad social. El grupo de investigación en bienestar, cultura y desarrollo de la Pontificia Universidad Católica del Perú viene conduciendo estudios para comprender la calidad de vida y realizar programas de desarrollo.
El grupo ha encontrado que los programas de desarrollo en comunidades andinas y amazónicas suelen basarse en una visión occidental de modernización, la cual no coincide con las necesidades ni de los comuneros ni de los nativos. El grupo ha desarrollado una metodología donde comienzan por conocer la calidad de vida de estos pueblos (lo que está bien) y luego sus problemas (lo que está mal). Con esta información balanceada se diseña un plan de desarrollo a medida. Por una simple ley de oferta y demanda, el programa de desarrollo resulta sostenible; sintoniza con las expectativas y motivaciones de la población. Es en el marco de un estudio de esta naturaleza que la Universidad Católica llega al pueblo de Purhuaracra, un centenar de familias generosas, acogedoras y con un alto sentido de organización comunitaria. Un ejemplo de gestión local eficiente y comprometida. Estudiando los atractivos turísticos que puedan convertirse en una palanca para su desarrollo, la PUCP encuentra la fascinante historia de Antypa Yarguna, una metáfora sobre el Perú profundo. Debajo de unos cerros olvidados yace una singular riqueza y belleza. Valorando los talentos, conocimientos y esfuerzos de las poblaciones rurales, conociéndolos sin prejuicios se descubre su gran riqueza.
Hace cuarenta años, Modesto Castro había explorado la cueva hasta esta marca. Para cruzar la laminadora, Ramiro Castro, hijo de Modesto con seis años en ese entonces, pudo avanzar por el recorrido amarrado con una cuerda de seguridad. El suelo era húmedo e irregular. Por encima, las estalactitas impiden el avance, teniendo que seguir un camino sinuoso donde el suelo sea más bajo y las estalactitas más cortas. Ramiro avanza hasta escuchar un río subterráneo y Modesto por seguridad indica a Ramiro que regrese. Luego de una década, Ramiro siendo ya un adolescente, guió a un espeleólogo francés a la cueva, terminó el tramo de la laminadora y alcanzó el río subterráneo. Detrás de él también llegó el francés. El río subterráneo tiene aguas gélidas, avanzaron por él y encontraron que el techo baja hasta el punto de tener que reptar, esta vez con el cuerpo en las aguas heladas. Avanzaron unos pocos metros y el frío los hizo retroceder.